jueves, 20 de septiembre de 2007

DIA 13. DE PHNOM PENH A SIEM REAP

La camioneta hasta arriba

Es época de monzón y los campos estan inundados

Paisaje camboyano

De camino a Siem Reap

El plato de ranas a la izquierda


Angkor, la cerveza camboyana

A las 08.30 vinieron los de la empresa de autobuses Mekong Express a recogernos al hotel en una furgoneta, da gusto no tener que ir a la estacion, ellos mismos te llevan. El autobus bastante normal, nos pusieron unos capitulos de Mister Bean y luego un karaoke camboyano. Tanto a los camboyanos como a los tailandeses les encanta el karaoke, hay un canal en television donde todo el tiempo solo ponen karaoke.
En en bus te van explicando durante todo el camino por donde vas pasando y te dan un sandwich y una bebida. Durante el camino podemos ver la verdadera camboya fuera de la capital, todo lleno de campos de arroz inundados y palmeras. Se ve que el pais es muy pobre y mucha gente esta mutilada por el efecto de las minas antipersona que todavia existen por el pais. Recomiendan que no camines por fuera de los senderos porque todavia quedan muchas.
A medio camino el bus para una media hora y justo al bajar, alli nos encontramos un puestecico de bichos, en el que se encontraban las tan buscadas tarantulas fritas, junto con grillos y demas familia.
-Venga Merce llego tu momento!!
Pero no, no eran lo suficientemente sugerentes y al final no comio. OOOOOOOHHHH!!
A las 02.30 de la tarde llegamos a Siem Reap y cogemos un tuk tuk hasta nuestro hotel por 2 dolares, el tukutero se ofrece para el dia siguiente llevarnos a los templos de Angkor y hacernos un recorrido, quedamos en pagarle 15 $ y el acepta gustosamente.
Tenemos el dia con gandulitis y decidimos quedarnos baniandonos en la piscina del hotel que es una pasada.
Por la noche cogemos un tuk tuk y le decimos que nos lleve a un sitio de comida tipica Khmer (camboyana). Nos lleva a un restaurante donde un camarero muy enrrollado nos sugiere que platos elegir. Como Merce no se habia atrevido con las aranias, decidimos comernos unas ranas para compensar, estaban buenas pero demasiado especiadas. La comida camboyana tambien es muy buena y no tan picante como la tailandesa.
Le sugerimos al tukutero que nos lleve a un garito a tomarnos unas copas, el tio siempre espera en la puerta hasta que termines, la verdad que nos da un poco de palo, pero en el hotel nos dijeron que funcionaba asi y ellos tambien insisten. Nos llevo a un sitio muy guapo hecho todo de bambu y como nos gusto y nos quedamos mucho tiempo, lo invitamos a que se tomara algo con nosotros, solo pidio una coca cola y nos estuvo contando un poco su vida.
A dormir.

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